Los mayores de 60 años, fumadores, alcohólicos y personas con enfermedades subyacentes, que pueden hacer peligrar el sistema inmunológico, son especialmente sensibles a la enfermedad.
Dadas las características de los pacientes ingresados, el riesgo de enfermar es especialmente relevante en los hospitales, en opinión del presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y Salud Pública, Rafael Manuel Ortí, y es por ello fundamental un estricto control de los sistemas de agua sanitaria u otras instalaciones de riesgo de dispersión de legionella.
La desinfección química, el tratamiento de choque térmico o la radiación ultravioleta pueden ser medidas sistémicas contra la contaminación de legionella.
De detectarse contaminación crítica, los filtros de agua de 0,2 micrómetros en grifos y ducha ofrecen una barrera inmediata contra la transmisión de la legionella, según los especialistas.
Para Miquel Sabriá, de la sección de Enfermedades Infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol y catedrático de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona, la mortalidad oscila entre 1 y 10 por ciento en base a distintas variables.
«La incidencia es variable y depende fundamentalmente de la sensibilidad de los médicos para diagnosticar la enfermedad y de los sistemas de declaración a las autoridades sanitarias», que en España oscila entre los 20 y 30 casos por 100.000 habitantes.
La legionelosis se contrae al inhalar aerosoles acuosos contaminados con la bacteria y presenta síntomas parecidos a otras neumonías y no suele dejar secuelas.
La mortalidad en pacientes hospitalizados es muy variable (en base a la patología previa del paciente) pero globalmente no supera en la actualidad el 15 por ciento.
Con el fin de reducir el riesgo de crecimiento de legionella en las cañerías es obligatorio mantener un estricto control del sistema tanto de agua caliente como fría, así como una circulación regular.